viernes, 17 de septiembre de 2010

La delgada linea racial.



Esta sociedad "moderna" tiene una serie de complejos latentes que a poco que los acontecimientos se disparan sacan a relucir miserias y complejos.
Si nos centramos en el marco europeo el racismo es una arma que de igual manera se puede utilizar por el oprimido que por el opresor para lograr beneficios en perjuicio de la otra parte. A mi entender el termino racismo es de un significado mucho mas concreto al que se quiere dar a entender y en todo caso el racismo es económico ya que a nadie le importa el color de la piel cuando el sujeto en cuestión esta forrado de pasta.
El caso ocurrido recientemente en Francia de la expulsión de los gitanos rumanos es muy representativo de lo que esta planeando por ciertos países europeos y es que frente al abuso tanto de los beneficios sociales como de legislaciones blandas de ciertos grupos ha respondido un estado como Francia con acciones de cierto tinte fascista. Recordemos que Italia ya tomo la misma decisión precisamente con la misma gente.
Entonces ¿que es lo correcto? pues si fuera político y de izquierdas sin duda diría que acogida para todos y plato de caliente pero en mi opinión cuando uno emigra a otro país (por mas UE en la que estemos) debe amoldarse e integrarse a su cultura y costumbres y no al revés. Ya se que esto no es nada correcto pero a nadie le molesta el trabajador extranjero pero a todos nos molesta el que se desplaza desde su país para delinquir o ser parásito de un sistema al que en nada ha colaborado a construir.
Acciones como las que se han visto en Italia y Francia se van a dar en mas sitios como respuesta a unos años de inmigración descontrolada y no nos creamos que somos mejores que ellos porque no lo somos ni siquiera los tacharía de racistas ya que en mi opinión han puesto en marcha un mecanismo de defensa que compartiremos o no pero que mas pronto que tarde se tenia que dar.

1 comentario:

  1. Al principio del post has dado en el clavo y la clave del problema real: el racismo, mayormente, es económico. Por otra parte, ya huele el abuso del término racismo (palabra-arma arrojadiza), que a la mínima se esgrime como salvo-conducto de grupos parasitarios, en unos casos, o como estigma para inutilizar adversarios políticos, en otros casos. Abundan los defensores de los "derechos humanos" que no mueven un dedo por ellos, aunque la lengua no la dejan descansar. Como decía mi abuela: "La llengua no te os".

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